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sábado, 9 de febrero de 2013

Mi alma tiene prisa (II)


 “Tema de Deborah”. Ennio Morricone.

Versión adaptada del texto titulado “El valioso tiempo de los maduros” del escritor brasileño Mario de Andrade.

Aunque sé que me queda menos tiempo por vivir que el que he vivido, cumplir años es, para mí, siempre agradable.

Me siento como la joven a la que le regalan una caja de bombones y se come los primeros con indiferencia, pero, cuando ve que le quedan pocos, los come lentamente, saboreándolos y disfrutándolos.

Ya no tengo tiempo para lidiar en reuniones donde desfilan egos inflados que creen tener la solución a los problemas de la educación, donde se establecen medidas y procedimientos engañosos que pretenden erradicar el fracaso escolar. Ya no tengo tiempo para papeles absurdos con los que nunca se logra nada. Solo quiero vivir cada día en la escuela, en contacto con mis alumnos y alumnas, aprendiendo y disfrutando, como si fuese un regalo.

No soporto a las personas que creen estar en posesión de la verdad absoluta, a los oportunistas, a los embusteros, a los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces, honestos y trabajadores.

Mi alma tiene prisa... Quiero rodearme de gente muy humana que sepa reírse de sus errores, que no se envanezca con sus triunfos, que no huya de sus responsabilidades. Gente a quienes los golpes duros de la vida, les enseñó a crecer. Ya no tengo tiempo para soportar melindres de personas inmaduras, a pesar de su edad cronológica.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los bombones que me quedan, porque estoy segura de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Hoy, por ser mi cumpleaños, quiero obsequiarme y obsequiaros con las palabras de la Madre Teresa de Calcuta, una mujer que alcanzó un grado de espiritualidad que trasciende su propia religión.

NUNCA TE DETENGAS
“Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años…

Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña.

Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.

Detrás de cada logro, hay otro desafío.

Mientras estés viva, siéntete viva.

Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.

No vivas de fotos amarillas...

Sigue, aunque todos esperen que abandones.

No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.

Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto.

Cuando por los años no puedas correr, trota.

Cuando no puedas trotar, camina.

Cuando no puedas caminar, usa el bastón...

¡Pero nunca te detengas!”.

Madre Teresa de Calcuta


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