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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Los fuelles de la vida: la respiración y el sueño

“El comienzo de la respiración cuando nacemos, marca nuestra entrada en el mundo. Su cese marca nuestra salida de él”.

Fuente: “Reinventarse. Tu segunda oportunidad”. Mario Alonso Puig.

La respiración, algo que nos parece tan básico que apenas le prestamos atención, tiene una gran relevancia en nuestro mundo emocional.

Si estamos atentos a los cambios en nuestra respiración, nos daremos cuenta de que éstos nos informan de que está habiendo un cambio mental y emocional.

La depresión tiene su propia forma de constreñir la respiración, limitando el movimiento del diafragma. La ansiedad genera un patrón respiratorio rápido y superficial que aumenta los niveles de ácido láctico en sangre, los cuales, a su vez, generan mayor grado de ansiedad.

Los ejercicios de respiración son muy importantes para ayudar a desprendernos de esas corazas emocionales que hemos desarrollado a lo largo de los años. Músicos y actores, antes de entrar en escena, se aseguran de disponer de unos minutos para hacer una serie de respiraciones profundas con el objetivo de obtener mayor serenidad.

Volver a un patrón de respiración tranquilo y abdominal tiene un poderoso efecto calmante y por eso, es tan práctico cuando ocurre algo que puede sacarnos de nuestro punto de equilibrio. Cuando nos sintamos tensos y confusos, lo primero que hemos de hacer para sentirnos serenos y confiados, es tomar el control de la respiración. Es el paso más directo, rápido y eficiente para acceder de nuevo a un estado de equilibrio.

La respiración, además de por su impacto fisiológico, es de enorme utilidad para cultivar la capacidad de concentrarnos y prestar atención. Si sencillamente cerramos unos minutos los ojos y nos concentramos en los movimientos de la respiración, incluso contándolos, veremos cómo experimentamos unos momentos agradables de calma, paz y serenidad. El simple hecho de parar los pensamientos perturbadores que con tanta frecuencia invaden nuestra consciencia tiene un claro efecto saludable porque reduce nuestra tensión interior y produce relajación corporal.

Esta sociedad en la que vivimos está experimentando una gran privación de sueño y eso puede tener serios efectos en nuestros niveles de eficiencia y salud.

Los adultos necesitamos dormir un promedio de entre siete y ocho horas cada día, y los niños pequeños más. Si nos acostumbramos a dormir menos, antes o después, el cuerpo se resentirá por ello.

El sueño es muy importante en la memoria, ya que afecta a cómo se integran las experiencias de cada día con el resto de los registros que tenemos almacenados en el cerebro.

Durante el sueño, el sistema inmunitario que nos defiende frente a bacterias, virus y tumores es especialmente activo, con lo cual, patrulla y destruye aquellos agentes nocivos que se han introducido en nuestro cuerpo.

Cuando, de forma habitual, no dormimos un número suficiente de horas, el sistema de alarma del cuerpo se activa de forma inmediata y nuestros niveles de energía, vitalidad y claridad mental se resienten.

Algunas veces hemos oído decir a algunas personas: “ya dormiremos bastante cuando nos muramos”. Comentarios como éste revelan una profunda ignorancia sobre la manera en que opera nuestro organismo. Mientras contemplemos nuestras horas de sueño como un gasto y no como una inversión, nunca le daremos prioridad a este aspecto de la vida. Cuanto menos se duerme menos se rinde y, por eso, hay que trabajar más horas, con lo cual se reducen aún más las horas de sueño. Al final quedamos atrapados en un círculo vicioso del que no es fácil salir.

Finalmente, cerrar los ojos entre diez o veinte minutos después de comer tiene un efecto beneficioso demostrado en múltiples estudios. Mejora el estado de ánimo, la capacidad de concentrarnos, la eficiencia y la salud.

Ver películas de terror por la noche o escuchar noticias desagradables antes de acostarse, según algunos estudios, tiene un impacto negativo en el proceso del sueño.

Finalmente, en el caso de los niños, la hormona del crecimiento, llamado “GH”, tiene un pico de liberación a las doce de la noche. Los niños que están en fase de crecimiento y que habitualmente trasnochan viendo la televisión, pueden ver reducido su crecimiento en altura por una menor liberación de dicha hormona.

Recuperar el valor de las horas de sueño en nuestra vida es algo que compete a cada uno de nosotros porque la sociedad en su conjunto, en lo que a esto se refiere, va en dirección contraria a lo que desde el punto de vista de la salud es lo adecuado.


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